miércoles, 2 de febrero de 2011
Y me levanto haciéndome ver, que es verdad
Una puerta cerrada. El pomo de la puerta. Una mano se acerca y lo gira suavemente. La habitación está en penumbra. Sin luz. Un cuerpo yace dormido en la cama. Ella. En un profundo sueño. Él se acerca y deja cuidadosamente una nota en su mesilla. Él no puede estar allí, no le pertenece. No puede. Pero, a pesar de eso, está. Y es el mejor momento. Se acerca un poco más. La cama es individual. Ella duerme. Él se acerca, junta sus labios y la besa. La besa como nunca. Sinceramente. Y se dispone a salir. A su muerte cercana.
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